viernes, 16 de mayo de 2014

La misa de las ánimas


3.
Esta leyenda tiene lugar en el antiguo convento de San Francisco, cuya extensión ocupa hoy en día la Plaza Nueva. De este convento queda una pequeña capilla, la capilla de San Onofre, junto al edificio de Telefónica.

En el siglo XIX, un caballero llamado Juan de Torres había pecado durante toda su vida y entró de lego en el convento de San Francisco.

Una de estas noches, conmemoración de los Fieles Difuntos, estaba el lego en la capilla de San Onofre, oyó que alguien entraba, y vio con sorpresa que un fraile de su misma orden, se acercaba al altar, pasaba a la sacristía y volvía a salir al poco rato, vestido para oficiar la misa. El fraile se situó ante el altar, miró hacia los bancos y se volvió a la sacristía de la que salió y cruzando la iglesia, desapareció, sin oficiar misa. Este hecho se repite en varias ocasiones, todas en presencia del lego. Hasta que un día este decide contar los sucesos al prior del convento, quien le aconseja que la próxima vez ayude al fraile a oficiar la misa.
Una vez que hizo lo que le indicó el prior y ayudó al fraile. Entonces, este le explica que era un fraile de esa convento que murió sin haber oficiado la Misa de Difuntos que le habían encargado, sin cumplir dicha obligación, Dios le condenó a permanecer en el purgatorio hasta que oficiase la misa, pero nadie le había querido ayudar aunque lo había intentado todos los días de noviembre durante todos los años desde hace más de un siglo.
Y tras estas palabras el fraile desapareció para siempre.
Este suceso ocurrió según cuenta la crónica de dicho convento en el año 1600.


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